Señor Presidente

Escrito por: Yocasta Camacho, Naxalia Pérez y Celeste García

 

Señor Presidente,

vamos camina un rato conmigo,

pretendamos que somos iguales y que usted no es mejor que yo,

déjeme hacerle unas preguntas, respóndame honestamente.

 

¿Qué sientes cuando ves a los pobres en las calles?

¿Por quién orás antes de dormir?

¿Cómo te sientes al verte al espejo?

¿Estás orgulloso de lo que ves?

 

¿Cómo puedes dormir mientras nosotros lloramos?

¿Cómo puedes caminar con tu frente en alto?

Mírame a los ojos y dime, ¿por qué?

 

Señor Presidente, solías vivir en soledad,

eres un hombre solo,

no somos tontos, ni estamos ciegos.

Todos están sentados en sus sillas sin saber

que usted paga el camino al infierno.

 

Todos se hacen corruptos,

y usted el supuesto ejemplo,

se comporta como un honesto pervertido.

 

¿Crees saber lo que yo vivo?

¿lo que él vive? ¿lo que vivimos?

Intentas descifrar lo que siento, lo que él siente, lo que sentimos,

¡Hipócrita! Realmente crees que tienes sangre de reyes,

que la sangre azul corre por tus venas, te has llenado la cabeza de locuras.

 

La madre tierra sufre al ver tanta sangre derramada,

tantas lágrimas de dolor.

Tantos niños, hombres y ancianos esperando en tus promesas,

llenos de falsas esperanzas.

 

Vivimos días difíciles,

tratando de salir en la mediocridad

y usted con sus “ideas de mejoras”,

nos arruinas más.

 

¡Déjame hablarte de trabajo duro!

Vivir con el salario mínimo y un bebé en camino,

¡Déjame hablarte de trabajo duro!

Reconstruir mi casa después de que las bombas se la llevaron,

¡Déjame hablarte de trabajo duro!

Durmiendo en una cama de cartón

¡Déjame hablarte de trabajo duro! Sí, ¡trabajo duro!

No sabes nada de trabajo duro.

 

Señor Presidente, por usted no siento admiración

solo me has llenado de disgusto y tristeza

al ver tu lucro y no tu bien común.

 

No estoy aquí para discutir, hablemos,

lo que te digo es lo que no quieres escuchar, la voz del pueblo

que llama a gritos la paz y libertad.

¡Si esto es lo que digo!

Duro como el hambre de los niños,

duro como el olvido de los ancianos,

duro como el dolor de mi pueblo.

 

Mientras tanto este mundo gira y gira sin poderlo detener

y ahí abajo a unos cuantos los maneja como ficha de ajedrez.

no soy la clase de persona que se deja convencer

solo quiero hacerle ver que si nos hunde

se hunde usted también.

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