Debemos aprender a cuestionar a nuestros líderes.

Escrito por: Alexander Reyes Guevara

Lo escrito a continuación, parte de la premisa de ser joven nicaragüense de 23 años de edad, desarrollándose en un contexto de transformación e inseguridad social, provocada por una insurrección pacífica que fue iniciada por una vanguardia estudiantil, pero que a lo largo de los días, se ha transformado en una lucha con tintes de intereses personales, encabezada por un séquito de “lideres” con una fachada tan vulnerable que son incapaces de auto cuestionarse o de recibir cuestionamientos por parte de agentes externos, pues para este nuevo grupo “progre” los demás solo estamos llenos de divisionismo y desfocalización de la causa.

Recuerdo como inició todo, fue un miércoles 18 de abril, en Camino de Oriente y horas más tarde en la UCA, y poco antes de la madrugada en la UNAN-León y la UNA. Para el 19 de abril, todas las manifestaciones y todas las represiones emitidas iban ascendiendo, después los primeros muertos, el secuestro de la Catedral de Managua, la resistencia heroica de las chavalas y chavalos atrincherados en la UPOLI; finalmente la toma de UNAN – Managua.  Pero paralelamente a estos acontecimientos, iban surgiendo grupos organizados de estudiantes universitarios denominados de distintas maneras que finalmente se convirtieron en la “Gran Alianza Universitaria Nacional” que reúne a poco más de 5 expresiones de estudiantes universitarios organizados.  Aquí fue, cuando inició todo.

De pronto tu nivel de liderazgo o influencia social se comenzó a relacionar respecto a los espacios “altamente atacados” en los que te hayas encontrado; así, no es lo mismo que yo hubiese vivido en la experiencia de represión policial en Camino de Oriente a que haya estado en el ataque a la UCA; manifestaciones en la UNI, el secuestro a Catedral y en las Trincheras de la Upoli.  El peso político que adquiriste en tus micros entornos y macros entornos, comenzaron a depender de esto. Bajo estos parámetros surgieron los caudillos de la insurrección de abril 2018.

Desde el inicio, la creación de esta alianza tuvo “que haberes”. Recuerdo que la primera aparición de Víctor y Valeska en los medios, muchas – muchos estudiantes iniciaron a cuestionar quiénes eran, de dónde salieron, quién los escogió. O sea que, por los hechos, se trató de un auto nombramiento ¿El argumento? No pues, la “Coyuntura actual” no era propicio para el tipo de logística que se necesitaba. Unas semanas después fuimos testigos de su salida de la UPOLI en una entrevista a Lucia Pineda Ubaú pero después se tienen la noticia el nacimiento del Movimiento Estudiantil 19 de Abril y se conoce que la salida de Víctor y Valeska está vinculado a un desacuerdo entre los internos de la UPOLÍ y ellos ambos.

Para no hacer más larga la historia, solo en los primeros 10 días de manifestaciones, se conoce la presencia de 4 grupos estudiantiles: Alianza Universitaria Nacional, Movimiento Estudiantil 19 de Abril, Movimiento Universitario 19 de Abril y la Coordinadora de Universidades por la Democracia y la Justicia, ah bueno, y la representación del Movimiento de Estudiantes de la UNI. Todo esto porque ninguno se siente representado por el otro y son casi obligados a articularse por la presión ejercida por la Conferencia Episcopal de Nicaragua, frente al proceso del Dialogo Nacional.

Después de esto, no tardaron mucho en volverse socios activos de las grandes cámaras de comercio del país, no tardaron mucho en ponerse su traje blanco y comenzar a predicar con su aspecto mesiánico, llamando al pueblo nicaragüense a tomarse las calles en defensa de la patria, llamado hecho desde sus sillas de poder. ¿A alguien le son familiares estas simbologías?

Lamentablemente este no es un sentir que tengo únicamente yo, las redes sociales están inundadas de aspectos similares. Gran parte de la población juvenil nicaragüense tiene un grave descontento contra el grupo de los auto llamados “representantes del pueblo” y no es porque estemos invadidos por espíritus de contradicción, división o porque seamos sapos. Este número de jóvenes hablamos porque desde hace mucho tiempo no confiamos en los representantes políticos que han monopolizado al país entero y, por ende, hemos desarrollado un tacto increíble para identificar actitudes contrarias a libertad. Aspecto que nuestra nueva cúpula ha obviado y olvidado.

No estamos dispuesto a permitir la instalación de más caudillos en nuestro país, queremos y estamos luchando por una transformación social profunda y transparente, esta insurrección no es solo política, trata de principios humanos y a partir de esto reconstruir una nación. Comenzar a crear una política cívica y ciudadana, donde los representantes valgan tanto para la nación por sus propuestas, credibilidad social – laboral y no solo por nefasta simpatía o por la mala costumbre de dejar al único que se atrevió a hacerlo.

No sé si soy el único, pero a veces me siento como si estoy en medio de una pelea de dos personas que fueron mejores amigas por años y ahora por una cosa tonta se ponen a discutir, pero que al final, terminarán abrazadas en reconciliación, paz y armonía.

Solo quiero culminar diciendo, no podemos caer ingenuamente en los malos hábitos que hoy nos tienen presos e inseguros en una dictadura, debemos aprender a cuestionar a nuestros líderes, a hacer valer nuestra voz para que se respete nuestra patria. Jesús ya estuvo en la tierra y no creo que tenga el interés de reencarnarse en alguno de los líderes del siglo XXI, Así que ojo con lo que idolatramos.

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